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Manuel Granell 1906-1993
 

Manuel Granell

Granell

Filósofo hispano venezolano nacido en Oviedo el 18 de Junio de 1906. Licenciado en Derecho en la capital del Principado de Asturias, se licencia en Filosofía en la Universidad Central (Madrid) en junio de 1936. Al mes siguiente se inicia la Guerra Civil, pero el recién licenciado obtiene en enero de 1937 un puesto como Profesor de Filosofía en el Instituto de Elche (Alicante). En enero de 1939 pasa a Francia, pero decide volver a España, para ayudar a sus padres, abandonados en Barcelona tras haber sido desterrados de Oviedo, donde sus bienes habían sido confiscados. Tras unas angustiosas semanas en el campo de concentración de Deusto, comenzó la amargura de un exilio interior: «eramos rojillos en un medio hostil.» En 1946 publica su primer libro Cartas filosóficas a una mujer (Revista de Occidente, Madrid) y en enero de 1949 ya estaba publicada su Lógica. En octubre de ese año recibe una invitación de la Universidad Central de Venezuela y en enero de 1950 llega a Caracas, donde permanecerá como profesor en la Facultad de Filosofía y Letras. Incorporado al Escalafón, llegó a la máxima categoría académica: Profesor Titular. Nacionalizado venezolano en 1959, convalida su título de Licenciado en Filosofía en la Universidad Central de Venezuela. Bajo ese cielo –como él mismo lo expresara– madura su pensar, toma forma coherente el entramado conceptual de su obra y su filosofar, dispone de la libertad y el sosiego necesarios para el ejercicio de su actividad creadora. Obtiene su Doctorado en Filosofía en 1964 con su Tesis La Vecindad Humana, Fundamentación de la Ethología. Este trabajo es publicado en España en 1969 por la Revista de Occidente, y es merecedor, en 1970, del Premio de Investigación de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Co-Fundador de la Sociedad Venezolana de Filosofía, y Director del Instituto de Filosofía desde marzo de 1972 hasta su jubilación en 1977. Manuel Granell fallece en Caracas, el 13 de Noviembre de 1993, envuelto en su personal quehacer –como él mismo lo hubiese descrito– lleno de borradores y proyectos, en su atopadizo rincón, desde donde el frío filosofar y el poético sentir convivieron en armonía. En 1980 la revista El Basilisco publicó una interesante entrevista con Manuel Granell (número 11, páginas 48-56).

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Otras publicaciones

Algunos comentarios

José Ferrater Mora:
 
«Influido por Ortega y Gasset, Granell ha desarrollado un pensamiento filosófico que se ha ocupado principalmente del tema de la raíz ontológica del ser humano, tanto en su forma individual como colectiva. Para Granell, toda afirmación, sea filosófica o no, es de carácter histórico, pero ello no es razón suficiente para desembocar en un relativismo o subjetivismo. Para empezar, el sujeto humano no es una realidad aislada en el mundo, sino una realidad que existe en el mundo y cuyo ser es «estar en situación»; por tanto, las afirmaciones del sujeto no son «subjetivas», sino que podrían llamarse «situacionales». La afirmación de la realidad situacional e histórica del ser humano condiciona el carácter situacional e histórico de todas sus afirmaciones, pero esto, lejos de relativizar éstas, les da plenitud y contenido. Granell defiende un «humanismo integral», que considera distinto de un mero antropocentrismo; en todo caso, es un meta-antropocentrismo o «vital-centrismo». La razón no es para Granell un modelo inmutable, sino un instrumento que el hombre usa y que modifica de acuerdo con las exigencias de las situaciones en que se encuentra.
Dentro de este modo de pensar puede desarrollarse una «Ethologia» como disciplina filosófica que se ocupa de la raíz ontológica originaria del hombre, que se forma y conforma en la conjunción de lo individual con lo colectivo. Granell estudia lo que podría llamarse la «dialéctica» entre el «aquí propio» individual y el «ahí mostrenco»; ambos son indispensables, pero el «aquí propio» es, por decirlo así, más «originario» por su indisputable carácter de autenticidad.»
(Diccionario de Filosofía, Alianza, Madrid 1979, tomo 2, página 1389.)

Eugenio Pucciarelli, filósofo argentino:
 
«Lo mismo que García Bacca, en la cátedra y en el libro, se destaca la figura de Manuel Granell, quien hace casi treinta años ha aportado claridades sobre la esencia de la logicidad en su obra Lógica (1949), enderezada a examinar y exponer la estructura de los diversos sistemas (Clásicos e irregulares), llamando la atención sobre las nuevas posibilidades abiertas por la exploración en un campo que durante siglos parecía clausurado. En obra posterior, La vecindad humana (1969), concebida como fundamentación de la Ethología, ha recogido y elaborado con recia originalidad las aportaciones más estimulantes de la filosofía contemporánea desde el ángulo de las relaciones del hombre con su circunstancia.
Convencido de que el hombre es obra incesante de sí mismo, un continuo auto-hacerse, la constitución de la nueva ciencia, la Ethología aparece como imprescindible en una época en que el rumbo de la humanidad parece ir a la deriva con grave peligro de su porvenir. (...) La obra merece destacarse en la filosofía de nuestro tiempo más allá del ámbito de Latinoamérica por su originalidad y la riqueza de su contenido. En la misma línea se sitúa El humanismo como responsabilidad (1959).»
(Notas sobre la filosofía en Venezuela, Revista Meridiano 66, Buenos Aires 1977, página 15.)

Ada A. Pérez Wright, sobre La Vecindad Humana:
 
«Extraño destino el de algunos libros. La novedad de su mensaje, el rigor que exhibe la fundamentación de las ideas expuestas, el cúmulo de saber ágilmente asimilado por su autor y puestos al servicio de la ilustración de un pensamiento que aspira a trascender el recinto de la inteligencia para influir de manera decidida sobre el rumbo de la vida colectiva; todo eso no encuentra rápida audiencia en el medio en que debiera ejercer sus primeros efectos.
El tiempo se encarga, por lo general, de facilitar, a veces tardíamente, la difusión. Son muchos los casos que podrían aducirse como ejemplos de este destino, y el del libro de Granell está lejos de ser quizá el último. La Vecindad Humana, –que el filósofo español radicado hace años en Caracas, donde ha tenido destacada actuación docente en la Universidad Central de Venezuela–, ofrece como una fundamentación de la Ethología, término al que aspira a infundir un nuevo sentido, no ha merecido hasta ahora la atención que corresponde a su jerarquía intelectual. Poner de relieve, en los actuales momentos, la calidad extraordinaria de esta aportación filosófica, es un deber que concierne a quienes siguen de cerca el desarrollo, cada día más firme y seguro de sí mismo, de la filosofía en América Latina.
Aunque no oculta su vinculación con el pensamiento de Ortega y Gasset, y recoge además valiosas sugestiones de la Fenomenología de Husserl y de Scheler, lo mismo que de la Filosofía de la Existencia, tanto por su contenido como por su orientación y propósitos, es una obra realmente original. Lo es en el conjunto y en los detalles, y vuelve a serlo con acentuado relieve en la intención, por lo demás bien lograda, que moviera al autor al escribirlo. Obra tan original y tan cuidadosamente construida merece ser destacada, y el objetivo de esta nota es atraer la atención sobre ella y reclamar el juicio de apreciación de quienes se dedican en serio a la investigación filosófica en el área de la lengua española.»
(Cuadernos de Filosofía, Universidad de Buenos Aires, nº 26-27, Enero-Diciembre 1977, páginas 215-217.)

Pompeyo Ramis:
 
«En definitiva, Manuel Granell es el filósofo venezolano, después de García Bacca, que ha producido una línea de pensamiento más completa y determinada. Podemos, por lo menos, identificar en él una doctrina gnoseológica, metafísica, antropológica y educativa. Todas ellas forman una concatenación lógica tal, que ni una sola podría ser explicada sin referencia a las demás. Toda la obra, en conjunto, apunta a la consecución de un humanismo integral que arranca de la naturaleza proyectiva del ser entendido como existencia, y que Manuel Granell denomina ethocentrismo.»
(Veinte filósofos venezolanos, Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela 1978, páginas 52-74.)

El Dr. Mayz Vallenilla:
 
«El cielo de Caracas ha sido testigo de la silenciosa peripecia intelectual de este venezolano, realizada con ejemplar modestia, sin estridencia, serenamente, como corresponde a un auténtico filósofo. Quienes hemos convivido con su intimidad –en fértil y permanente diálogo– nos sentimos orgullosos de haber presenciado su epifanía, como testigos de ella enriquecidos por su resplandor. Esa obra coloca a Manuel Granell en un puesto preeminente y ejemplar entre quienes han contribuido, en nuestro país, al cultivo riguroso de la filosofía como disciplina científica.»
(Con ocasión de los 80 años de Manuel Granell, en El Nacional (Caracas), 18 de julio de 1986.)